Tras la luz

Hoy me paro bajo la lluvia, para que mis lágrimas se pierdan,

que el agua gélida aplaque el ardor de mi piel, lave mis heridas e ilumine mi rostro.

Atrás el martirio, atrás las noches heladas y el semblante reflejado por esa luna cínica y sin rubor.

Solo veo hacia adelante, veo a la auténtica luz pululando a lo lejos.

Sus rayos me alcanzan, me abrigan, me contienen, pero no logran secarme.

Iré tras ellos, no me quedaré esta vez.